El sistema preventivo no es otra cosa que un estilo de vida, asumido inicialmente por nuestros inolvidables fundadores don Bosco y Madre Mazzarello, en sus respectivas comunidades de orígenes Valdocco y Mornes, con sus buenos frutos que no se hicieron esperar, entre ellos el de la santidad de sus alumnos Domingo Savio, Miguel Magone y Laura Vicuña entre otros.
A propósito de Don Bosco no cabe duda, que fue un hombre atractivo y soñador, supo desgastar su vida en el día a día por un gran ideal, quizá nunca imaginado para la sociedad de 800 italiano: “la salvación de los jóvenes”, desde el ámbito educativo, impensable para estos jóvenes pobres y abandonados de aquel tiempo. Todo el quehacer de Don Bosco apuntaba sobre todo a la formación del buen cristiano y el honrado ciudadano de sus queridos jóvenes, a quienes les debía la vida y por quienes estaba dispuesto a darla en el presente y en el futuro.
No se podía quedar atrás nuestra buena Madre Mazzarello, mujer contemplativa por excelencia y por tanto llena de Dios, quien desde sus primeros años toma la “determinada determinación” que marcará positivamente toda su vida: “he elegido a Dios y para siempre”, esta decisión transformará definitivamente su existencia, en un giro que cambiara también su manera de ser y de relacionarse consigo misma, con Dios y con los demás. Desde esta misma experiencia con sus muchachas de Mornés comprendió que de aquí en adelante, su vida estará enteramente dedicada a las jóvenes mornesinas desprovistas de alguien que las ayude y guie, experiencia similar a aquella de Don Bosco con sus muchachos en Valdocco.
Madre Mazzarello, joven inquieta por naturaleza, sufrió la enfermedad tifus, como consecuencia de la misma, percibe que sus fuerzas disminuían ostensiblemente, pero que, al mismo tiempo, su corazón estaba atento a escuchar la dulce y comprometedora voz de Dios , que le pide velar por las jóvenes a través de un eco ” cuida de ellas son mis hijas” he aquí el sueño y gran reto de su vida.
A través de los años, generaciones de salesianos e Hijas de María auxiliadora, han caminado tras las huellas don Bosco y Madre Mazzarello para compartir con ellos su misma vida, ideal y pasión: entregar su vida a Dios para servir y amor a los jóvenes a través de la educación.
No en vano las Hijas de María Auxiliadora del Colegio Margarita Bosco, han compartido con sus docentes y personal de planta de la institución, el carisma y la espiritualidad salesiana que se hace realidad, en la medida en que cada uno de nosotros asumimos y nos identificamos con la filosofía de sistema preventivo, así la escucha del corazón permite la acogida de cuanto se refiere a nuestros fundadores, para transmitirlo con nuestras palabras, vida y testimonio a los jóvenes y personas que el mismo Dios pone en nuestro camino.
Los educadores y estudiantes nos vamos “margarinizando”, es decir, tomamos conciencia de lo bello que es conocer y amar a la querida Mamá de Don Bosco: Mamá Margarita, quien supo con su vida de fe y esperanza formar este muchacho que poco a poco fue entendiendo que Dios lo quería completamente para la educación y bien de sus jóvenes. Este sistema de Don Bosco está fundado sobre tres grandes y potentes columnas: la razón, el amor y la religión que sostiene este gran edificio educativo;
Asi en nuestro colegio desde transición a primero se celebró con amor, creatividad y entusiasmo juvenil la fiesta del nacimiento del bicentenario Don Bosco, el pasado 14 de agosto, la comunidad y las jóvenes participaron alegremente a la eucaristía, recibieron con fervor y respeto el cuerpo de nuestro señor Jesucristo, además fueron parte activa del gran concurso de las barras dedicados a este santo, se compartió por cursos la torta, de manera que se hizo posible la vivencia de uno de los trinomios de Don Bosco, quien solía repetir: en ninguna fiesta salesiana puede faltar: la misa, la música y la mesa. Fue un hermoso día, en el expresamos con alegría y sencillez nuestro sentir y admiración por nuestro amado fundador, San Juan Bosco.
En el día a día un gran número de niñas participan en el recreo con juegos propios de su edad, muchas veces preparados por sus ellas mismas y directores de curso, es entonces, donde correr, saltar, gritar y divertirse sanamente en el patio responde muy bien a la vivencia verdadera de sistema preventivo y de sus orígenes. Al ver a las niñas disfrutando y compartiendo nuestra Madre Auxiliadora, nos renueva la promesa hecha a la Madre Mazzarello: “esta es mi casa y de aquí saldrá mi gloria”. No cabe duda que este es y será el secreto educativo, que atrae y traerá grandes bendiciones que redundaran en la formación integral de nuestras jóvenes y en la construcción de la sociedad más justa y solidaria.
Termino agradeciendo en nombre las Hijas de María Auxiliadora, a todos nuestros colaboradores: en primer lugar a nuestros estimados padres de familia, por su compromiso en la educación de sus hijas, su sentido de pertenencia al Margarita, sin duda esto nos motiva a continuar dando lo mejor en la formación de sus hijas, a nuestros queridas coordinadoras, educadores por su entrega incansable, profesionalismo, compromiso educativo, sacrificio, alegría con que realizan su trabajo; al personal de servicios generales y de apoyo, quienes se han convertido en la mano derecha de nuestra institución, Dios recompense su humildad, lealtad, trabajo silencioso en pro de la calidad educativa y del mejoramiento continuo de nuestro amado colegio Margarita Bosco.